El ABC de las uvas

Poca gente lo sabe, pero las uvas que se usan para hacer el vino son muy distintas a las que comemos en la fiesta de Navidad. Aunque las dos pertenezcan al género Vittis vinifera L., los métodos de producción y los resultados de esta la diferencian mucho.

Las plantas de uvas de mesa son manejadas para producir una gran cantidad de kg por hectárea, con bayas grandes, crocantes y dulces. Sin embargo, este crecimiento debilita su piel, haciéndola más susceptible a diferentes tipos de daños, tanto mecánicos como por plagas y enfermedades. Otra característica es que la mayoría no posee semilla y las hay de diferentes formas y colores para poder venderlas en diferentes partes del mundo.

Por su lado, las plantas de uvas para vino son sometidas a manejos para concentrar sabores y aromas, buscando un equilibrio entre el volumen producido y sus características organolépticas. Estas características están muy ligadas al lugar donde se producen, por esta razón hoy existen valles específicos para los vinos tintos y blancos. Esta búsqueda de equilibrio perfecto obliga a los productores a producir menos kg por hectárea, con una uva pequeña pero con mucho sabor y aroma. Al ser una baya pequeña su piel es más gruesa, haciéndola más resistente a cualquier tipo de daño. Otra característica es que todas poseen semilla.

Ahora si las diferenciamos en base a su comercialización, la uva de mesa es preparada para llegar a destinos muy lejanos, por lo que son de alta calidad para soportar viajes que pueden llevar más de 3 semanas. Hay que mencionar que la uva de mesa además es producida completamente a mano, desde la brotación de las plantas a la cosecha, solo ocupando maquinaria para los tratamientos fitosanitarios.

Esto es una gran diferencia con la uva para vino, donde las labores manuales son mucho menores, siendo todo más concentrado en maquinarias – si bien existen cosechas manuales, estas se guardan solo para los vinos más finos.

El hecho es que, sea en un racimo servido en el desayuno o como una sabrosa copa de vino, las uvas ya no conocen fronteras. Y Chile, ubicado en el extremo sur de América, es el número uno en exportación de esta fruta.

Aunque los vinos del país sean ampliamente conocidos por su calidad, los chilenos se han convertido en grandes expertos de la producción de uvas de mesa. La industria vitivinícola posee sobre 140 mil hectáreas, con una exportación de 870 millones de litros y US$ 1800 millones de dólares – lo que pone el país en octavo en el ranking mundial de producción de la bebida. Por otro lado, con solo 48 mil hectáreas, el país es el principal exportador de uva de mesa para el mundo, con un promedio de 90 millones de cajas anuales y USD 1500 millones de dólares.

Las variedades de uvas de mesa más producidas en el país son las sin semillas, como la Thompson Seedless, la Crimson Seedless y la Flame Seedless. La producción es principalmente exportada a Estados Unidos, seguida de Asia y Europa, aunque una parte pequeña también sea comercializada con los vecinos de Latinoamérica.

Delante de todo eso, ¿qué hace que un país relativamente chico, de poco más de 750 mil kilómetros cuadrados de extensión, ser tan protagonista? Pues, por las condiciones de suelo y clima favorables, pero sin duda por la calidad técnica. Y lado a lado a los productores chilenos, caminan Bayer y sus expertos, armados de conocimiento y de las herramientas para apoyarlos en sus necesidades.

Con consumidores cada vez más exigentes, el productor chileno está preocupado en obtener una fruta de calidad, pero también por el cuidado del entorno donde se produce su fruta. Es por esto que Bayer ha ido evolucionando con sus clientes, apoyándolos con servicios de monitoreo de plagas y enfermedades y proyectos de Foodchain Partnership, que en su conjunto ayudan a los agricultores a fortalecer la cadena de valor y a alcanzar estándares de inocuidad y seguridad alimentaria. Además, con el reciente lanzamiento de la Hornilla, la hacienda “modelo” del programa ForwardFarming en Chile, estamos ayudando a crear una red de conocimiento sobre agricultura innovadora y sostenible.

La demanda está evolucionando y la producción de uvas se está volviendo más especializada todos los días. Por lo tanto, ya sea disfrutando de una sabrosa botella de vino en un ambiente íntimo o de un dulce racimo de uva en un cálido día de verano con amigos y familiares, no olvidemos a los productores en Chile y otros países productores de uva que ayudan a traer estos maravillosos y deliciosos momentos en nuestras vidas.

                         

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